lunes, 7 de octubre de 2013

El libro del cementerio, de Neil Gaiman




El libro del cementerio
de Neil Gaiman

Jesús Guerra

Todo comienza, de manera bastante espeluznante, con tres asesinatos. Iban a ser cuatro, pero una de las víctimas logró escapar. Un hombre misterioso entra en una casa que se encuentra frente a un viejo cementerio, en Londres, y asesina en medio de la noche al señor de la casa, a su esposa, y a su hijita. El último en morir iba a ser el miembro más joven de la familia, un niño que apenas podía caminar. Sucede que el niño estaba despierto y decidió bajar de su camita a explorar la casa, bajó la escalera a sentones y se encontró con la puerta de la calle abierta. En ese momento los miembros de su familia estaban siendo asesinados, pero eso él no podía saberlo, ni siquiera hubiera podido entenderlo. Nada más tentador que una puerta abierta para un niño. Salió de la casa y se dirigió al cementerio que estaba enfrente, y pasó por entre los barrotes de la cerca... y encontró gente ahí. Personas que lo vieron con curiosidad y con ternura. Claro que el niño no podía saber, tampoco, que esas personas estaban muertas.

Otra edición en español
con ilustraciones de
Dave McKean


De inmediato se enteraron, porque incluso en los cementerios las noticias vuelan, que ese niño acababa de quedar huérfano. Fue así como una pareja, habitante de ese panteón, decidió quedarse con el niño. Claro que tuvieron que hacer una reunión con una buena parte de los habitantes del cementerio, y al final todos estuvieron de acuerdo. Y ese niño se quedó a vivir ahí. Sus nuevos padres eran los Owen. Y como ninguno de los presentes sabía el nombre del niño, terminaron por ponerle Nadie. Nadie Owen fue su nuevo nombre. Pero terminaron por llamarlo Nad.

Además de los Owen, otro habitante del cementerio, un personaje bastante misterioso llamado Silas, que por no estar ni vivo ni muerto, por encontrarse en esa zona fronteriza de la existencia, se hizo cargo de Nad en calidad de tutor. Silas era, de todos los habitantes del cementerio, el único que podía salir de los límites del panteón, y por lo tanto él fue el encargado de conseguir los alimentos necesarios para la subsistencia del niño vivo.

Una de las ediciones
en inglés


Una de las características más interesantes de la existencia de Nad en ese cementerio es que, mientras fuera «habitante honorario» de ese lugar, podía realizar muchas de las cosas que hacen los muertos, como atravesar paredes, ver en la oscuridad, por supuesto ver y hablar con los muertos, e incluso desaparecer, es decir, volverse invisible a los ojos de los vivos, aunque esto último le costó algo de trabajo.

Como todo niño sano, Nad exploraba y jugaba en su medio ambiente, y lo conocía a la perfección. Hablaba con todos los habitantes del lugar y era querido por todos. Y por supuesto había ahí otros niños... muertos, que eran sus compañeros de juego. Pero también Nad llegó a ser amigo de una niña viva, una que iba al cementerio a jugar mientras su madre leía en una banca. Y es que este cementerio tenía ciertas zonas tan bonitas que las personas de los alrededores iban a pasear ahí, durante el día, y utilizaban el panteón como si fuera un parque. Claro que la mamá de la niña viva que se hizo amiga de Nad nunca lo vio, y pensaba que «Nad» era un amigo imaginario de su hija.

Edición en francés. El título
allá es "La extraña vida
de Nobody Owens".


A Nad en su infancia no le faltó diversión, ni enseñanzas, ni aventuras, ni siquiera experiencias peligrosas con seres sobrenaturales, como los ghouls, sin embargo Nad crecía, y llegó el momento que Silas, su tutor, temía: Nad quiso ir a la escuela y convivir con otras personas vivas, y si Silas temía ese momento era porque él sabía que la persona que había matado a la familia de Nad también lo había querido matar a él, a Nad, y sabía (porque Silas sabía muchas cosas), que el asesino quería aún matar a ese niño que se le había escapado, y no sólo eso, Silas sabía el motivo por el cual ese hombre quería asesinar a Nad. Así que Silas era conciente que si bien no debía mantener a Nad como un prisionero del cementerio, tampoco podía dejarlo salir antes de que el chico estuviera preparado exactamente para lo mismo que deben de prepararse todos los adolescentes: para enfrentar al mundo... a su debido tiempo.

Edición de bolsillo
en francés


El libro del cementerio, que le debe mucho a El libro de la selva, de Rudyard Kipling (1865-1936), y Neil Gaiman es el primero en reconocerlo en una nota al final de su libro (y de hecho nos recomienda a todos sus lectores que aunque hayamos visto la película de Disney, leamos el libro de Kipling, y yo aquí paso el consejo), es una novela que pueden leer tanto niños como adolescentes. Si bien algunos de sus momentos pueden parecer infantiles, creo que los temas fundamentales resuenan mejor en lectores de entre los 11 y los 14 años, más o menos, pero en realidad es una obra que disfrutan lectores de todas las edades, así de bueno es. Yo tengo bastantes más años que 14 y la verdad es que El libro del cementerio me encantó.

No se trata de un libro de terror, en el sentido de que pretenda provocar miedo en el lector, sino de un libro cuya historia se ubica en los ambientes clásicos de la literatura de terror sobrenatural... y natural. Es un libro bellísimo, la verdad, lleno de aventuras, de personajes fantásticos, de situaciones extrañas y de una enorme comprensión de la vida... y de la muerte. Y tiene un espléndido sentido del humor.

Neil Gaiman es un escritor inglés nacido en 1960. Ha escrito muchas historietas y novelas gráficas, la más famosa es la serie de The Sandman. Ha escrito libros para niños, como el famosísimo Coraline, capítulos de series reconocidas de televisión, como Doctor Who, y muchas novelas para lectores adultos.

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El libro del cementerio. Neil Gaiman. Traducción: Mónica Faerna. Ilustraciones de Chris Riddell. Roca Editorial. 1a edición, 2009. 294 págs.



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